Historia colaborativa

Sofía no quería ser descortés pero no podía evitar que sus ojos se dirigieran hacia la cornamenta de su anfitrión. Era ciertamente extraño. Nunca había visto a nadie así. Sin embargo... "Quién soy yo para juzgar" pensó agitando levemente su cola escamosa.

Tenía un compañero inquietante en un espacio reducido pero no importaba, estaba cansada, se enrolló a sí misma en su cola y cerró los ojos… hora de soñar. “Dulces sueños” dijo el Sofía, aunque no obtuvo respuesta.

(Las reglas están para romperse).

No obstante su deseo de unos dulces sueños, soñó que unos palitos gigantes intentaban atraparla, posiblemente para llevarla a una boca gigante. En el sueño corría y corría, huía y huía.

Despertó agitada y bañada en sudor. Y parecía que se había movido mucho en su sueño porque...

Pero donde estoy? - Se preguntó ella al verse en una habitación extraña, viendo con curiosidad algunos simbolos que habían en esas cuatros paredes, deteniendo su mirada en una puerta entre abierta - “¿Será que caminé dormida hasta aqui?” - Se preguntaba intentando darle sentido lo sucedido

Anduvo hasta cruzarse con un espejo en el que escrutó su reflejo, no veía su cola escamosa, su cabello no era rizado y su piel no estaba sembarada de pecas como supuestamente debía ser.

-Esto... esto ha pasado antes -se dijo a sí misma.

Sofía se enrolló en su cola y sollozó unos instantes antes de que algo la sacara de su ensimismamiento "¡Niña! ¿Cómo diantres te las arreglaste para entrar aq...? Oh, perdona. No quise ser tan brusco. Anda, no llores" El anciano, aparecido de no se sabe dónde, mostraba por primera vez un lado más amable.

El anciano se presento como Achu. Explico que el lugar era un santuario a la diosa Linti y el espejo no era un espejo, sino una pintura bastante realista de la diosa que, por alguna casualidad, tenia rasgos parecidos a ella.

Solo habia un problema, Sofia no conocia a ninguna diosa Linti y ella era versada en mitologias y religiones.

A pesar de no encontrarse en su mejor momento, su orgullo de experta fue más fuerte y así lo hizo saber:

-Sé mucho acerca de religiones y mitologías de todo tipo, pero no conozco a ninguna diosa Linthi -dijo tal cual lo había pensado.

Achu meditó un momento que decirle “Es comprensible, este lugar--”

“¡Hola abuelo!” lo interrumpió un joven que recién entraba, que luego enmudeció al ver a una desconosida dentro del santuario, que imitaba la pose de la diosa. “¿Quién es ella?”

-Una chica que no conoce a la diosa Linti...

-¡¿No conoce a la diosa Linti?! -exclamó el chico, impactado.

A Sofia le preocupaba más el tono acusador que usaron.